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25.Feb.2011 / 09:22 am / Haga un comentario

Termina este febrero del 2011 con grandes significaciones tanto para nuestra tierra de gracia como para todo el planeta, especialmente en los lejanos pueblos árabes hermanos del norte de África, donde se viven tiempos de rebeliones. Más allá de las distancias pareciera haber un cordón umbilical que nos une como humanos a esos procesos sociopolíticos que se tejen actualmente en Tunes, Argelia, Egipto, y Libia entre otras naciones. En la patria bolivariana ya hemos vivido y estamos pasando parte de esos escenarios de confrontaciones con nuestras propias particularidades. Muestra de ello es que en este mes terminamos un extraordinario ciclo de ¨Debates¨ en el seno de la Asamblea Nacional, como principal foro de la vida pública venezolana, que repercutió en todos los órdenes gubernamentales y sociales. El balance es altamente positivo para nuestra sociedad que en transición ha venido resolviendo sus problemas de gobernabilidad en estas últimas dos décadas. No podemos olvidar que hemos transitado por la alternancia de los conflictos entre alta, mediana y baja intensidad, verbigracias la nomenclaturas ya institucionalizadas 27F,4F,27N,6D,11A,26S entre muchos eventos de choque, conflictos, golpes de estado, elecciones etc.. La conmemoración de los 22 años de la rebelión popular del Caracazo nos recuerda los terribles y mortuorios momentos que sintió nuestra población en las principales capitales del país, por la despiadada represión de unos cuerpos militares y de seguridad al servicio de las élites políticas y económicas del momento. La rebelión de un pueblo como rechazo a la imposición del paquetazo neoliberal impuesto en el marco del consenso de Washington generó la caída de un régimen y la irrupción de un nuevo modelo patriótico. Además de estos factores, se le sumaba el profundo descontento que tenia nuestra gente por los sucesivos gobiernos corruptos, antipopulares y vende patria. La rebelión del 27 de febrero de 1989 fue de tal magnitud que socavo la frágil estructura de un Estado de democracia representativa incapaz de entender los cambios que esperaban las generaciones de relevo. El cansancio de los pueblos tienen sus límites cuando se gobierna a sus espaldas y en franca desmejora de sus vidas. Pareciera que estas circunstancias son parte substancial de los caldos de cultivo de las rebeliones populares. Es una constante que las elites políticas, económicas y militares que gobiernan se olvidan que la razón fundamental de las administraciones es procurar la mayor suma de felicidad posible para sus gobernados. Por supuesto no es la complejidad suprema de logros concretos, reales y materiales en el diario bienvivir, es necesario que los ciudadanos independientes de sus posicionamientos sociales sientan que sus percepciones, pensamientos y acciones se compartan democráticamente en la sociedad, y especialmente sean tomados en cuenta. Las razones del protagonismo y la participación democrática juegan un papel muy importante en nuestras sociedades postmodernas. Se requiere como parte de la genética social que a cada individuo en su conciencia personal y colectiva se le reconozca su derecho natural de protagonismo en sus asuntos de vida privada, pública y colectiva. Los seres humanos esencialmente somos seres sociales, somos seres comunitarios, somos seres políticos. La política esencialmente es humana. El gen social y político nunca podrá mediatizarse, ni suprimirse. Es nuestra exclusiva condición de seres gregarios, sociales y políticos, lo que nos permite períodos de encuentros y desencuentros. Es esa condición muy humana lo que nos impulsa a compartir la gratitud esplendida de la felicidad de la vida y también sus vicisitudes más agrias: la ruptura y la confrontación. Creo que el hecho más resaltante de estas vivencias pasadas en Venezuela fue la oportunidad de llamarnos a constituyente, para construir desde el poder originario del pueblo, un nuevo contrato social, que se materializó en La Constitución de La Republica Bolivariana de Venezuela. Es por ese bendito paradigma socio político que hoy estamos de acuerdo la mayoría absoluta del pueblo venezolano. Es el trascendental referente político necesario para que vivamos en relativa armonía. Que El Dios Todopoderoso quien nos abriga a todos, nos de entendimiento para superar los sombríos estados de guerra que viven muchos en el mundo. No nos alegremos de la desdicha de otros pueblos. Es hora de una oración y canción por la paz como decía el Beatles John Lennon. Venceremos.

 

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