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25.Mar.2011 / 11:31 am / Haga un comentario

El pasado 22 de marzo de 2011 La Asamblea Nacional como vocera del Pueblo Soberano de la Republica Bolivariana de Venezuela se pronunció en condena por la agresión militar imperialista en contra del pueblo de la Gran Jamahiriya Árabe Libia Popular Socialista. Evidentemente se expresa en el documento asambleistico, la determinación y espíritu de los principios fundamentales de la sociedad venezolana toda. Venezuela está profundamente comprometida con la paz como umbral humanista en todas las regiones y lugares del maltratado y querido planeta tierra; especialmente con aquellos países que viven procesos de autodeterminación y luchas anti imperialistas. Indudablemente que esta característica societal y principista del gentilicio nacional no es una mera referencia discursiva ni retorica; los venezolanos desde los albores de nuestra acrisolada descendencia ha dado muestra de valor, heroísmo y valentía. Los abuelos aborígenes se batieron como los buenos contra la invasión europea, para luego convivir en relación multiétnica con nuestros ancestros afro descendientes. Por supuesto que no fue una historia rosa, ni angelical, menos de avenencia o conciliación. Nuestro legado de hermandad y amante de la paz como pueblo mestizo, se ha construido a partir de sacrificios y dificultades, de cruentas guerras y abominable matanzas, de dominación y luchas, de confrontación primigenia contra invasores, de dominación clasista, colonialista y esclavista, de guerras civiles y de una esplendorosa emancipación y ahora liberación. Tenemos un génesis republicano de lucha, solidaridad, tolerancia y cooperación; somos un pueblo que no ha guardado rencor, ni odios hacia nadie por nuestros trances, holocaustos y conflagraciones; al contrario hemos tenido el talante y madurez para superar los insondables prejuicios contra quienes han sido nuestros enemigos y adversarios. Venezuela es una tierra de gracia y honor para abordar estos delicados asuntos de conflictos bélicos sin ninguna vacilación; de hecho la República cimienta su doctrina de Estado en la conciencia, ideas y acciones de nuestros libertadores y ciudadanos ilustres; tiene entre sus referentes al caraqueño Simón Bolívar, al maestro Simón Rodríguez, a la heroica Luisa Cáceres entre centenares de hombres y mujeres combatientes e insignes. El patrimonio cognitivo de valores y actitudes de la sociedad venezolana es herencia de abnegaciones infinitas por lograr la libertad, la igualdad, la justicia y la paz en nuestra tierra, entre nuestro pueblo, entre nuestra gente, entre nosotros, con nuestros vecinos. Tenemos suficiente moral para exigirle a las Naciones Unidas y a todos los países firmantes de la resolución guerrerista No. 1973 que cesen los ataques al territorio Libio. Nunca habrá justificación imperial para atacar y matar a ningún pueblo. Todos los barriles de petróleo y todos los millones depositados en los bancos del mundo no valen una sola vida; para Venezuela no es cuestión de apariencias, el clamor de nuestra patria es por la paz y libre auto determinación de los pueblos. La Asamblea Nacional ha dado una declaración de principios como foro y parlamento de los hijos e hijas de Bolívar. Una minoría fascista voto en contra, no son significantes, es parte del vasallaje de siempre. Para la mayoría es mandatorio hacer letra viva los sagrados postulados de nuestra constitución. Es una exigencia nativa del polvo y barro de nuestro suelo; Es un canto hierático de la sangre derramada por amor a la libertad. Somos humanistas, somos solidarios, somos anti imperialistas, somos socialistas, somos amantes de la paz y hemos aprendido a creer en la hermandad entre los seres humanos. Es nuestra Utopía, es parte de nuestros sueños en esta convulsionada humanidad. ¡Viva el heroico pueblo Libio! ¡Viva la autodeterminación de los pueblos! ¡Viva la paz! ¡Cuenten con nosotros! Venceremos.

 

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