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27.May.2011 / 05:42 pm / Haga un comentario

La realidad es humilde y sencilla, ella nos ofrece con complacencia formidables oportunidades en sí misma para hacerle los análisis necesarios; no es cuestión de creernos mejores ni tener soberbia, ni hacer odiosas comparaciones, simplemente una significativa referencia para el aprendizaje y la vida. Un ejemplo evidente fue lo ocurrido el pasado domingo 22 de mayo de 2011 con el Partido Socialista Obrero Español (PSOE). La propuesta socialista española sufrió una aplastante derrota en las elecciones autonómicas y municipales. Parecía la crónica de una muerte anunciada por la profunda crisis capitalista que se está viviendo en esa nación ibérica. La crisis financiera que se vive en Europa y especialmente en España, se originó en EEUU, fruto, entre otras cosas de la liberalización y desregulación financiera, pero esencialmente por los procesos especulativos de la banca privada. Hubo necesidad de intervenciones muy fuertes del Estado, de la política para mantener la gobernalidad, de los políticos socialista y populares para justificar las reformas, de los empresarios para argumentar lo del libre juego del mercado y la actitud del pueblo trabajador español, paciente por ser tomado en cuenta; muchos opinaban que con esas medidas no se estaba en condiciones de resolver la crítica situación de la sociedad hispana. Se realizaron con dinero y recursos del Estado rescates financieros extraordinarios, con elevadísimos montos para atender y salvar a la banca, tal como se hizo en la Venezuela del 90’. Las instituciones financieras que habían creado la crisis, lograron el consenso para ser atendidos. Los bancos privados se salvaron, pero los rescates generaron muy elevados déficits fiscales. Los banqueros volvieron a tener grandes ganancias y nuevamente revirtieron a sus ejecutivos con cifras astronómicas; pero muy poco hizo el gobierno por los trabajadores, por los nuevos profesionales desempleados, por los jóvenes y las familias más necesitadas y explotadas por las hipotecas. La sociedad española percibió que los grandes sacrificios los realizaba el pueblo llano que se reflejaba con la más alta tasa de desempleo y la mala calidad de vida tradicionalmente poca conocida en ese país. La ciudadanía salió a la calle, a las plazas; y especialmente en la Puerta del Sol donde se mostró indignada por tal desfachatez. El jefe del partido socialista y jefe del gobierno posteriormente aceptó la derrota y la justificó por la crisis económica, como si esta fuera inevitable y no se tuviese ninguna responsabilidad en cuestión de principios e ideología. En nuestro caso el Comandante Chávez personalmente asumió la crisis bancaria dándole repuestas contundentes a los usuarios estafados; con igual prontitud se llevaron a la justicia a los banqueros y especuladores que intentaron desestabilizar a la nación. El equipo económico monitorea objetivamente a los indicadores y controla la inflación; las grandes misiones sociales se emplean a fondo para solventar la atención a los problemas de alimentación, educación, salud y vivienda. Al Comandante, lo vimos caminar metro a metro cuando las torrenciales lluvias y deslaves derrumbaban barriadas populares, puentes, vialidad y campos agrícolas. Las miles de familias más pobres, damnificadas por los eventos climatológicos, se atienden a pesar de la complejidad del asunto. La tasa de desempleo bajo significativamente en los últimos años y el pasado 1ero de mayo se aumento en más de un 45% los salarios de los trabajadores. A diferencia del gobierno español que se sumó descaradamente a las pretensiones imperiales para atacar a Libia y acompañar los embargos y guerras de otras naciones; aquí le dimos un parao al imperio gringo que quiere subyugar a PDVSA y nos solidarizamos con los hermanos pueblos oprimidos del mundo. La derecha venezolana cree como la española, que somos pendejos y reformistas, aquí lo que se quiere es más revolución y participación protagónica. Los del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), debemos mirarnos en ese triste ejemplo: como un partido socialista no toma en cuenta sus principios y valores, se hace reformista, y se olvida del pueblo elector que lo llevo al poder para materializar sus propuestas. Nuestras energías militantes deben ser dirigidas a consolidar la unidad patriota, a gobernar eficientemente, a sumar la mayor felicidad y buen vivir del pueblo, a reconocer nuestros errores, y no olvidar que nuestros adversarios y enemigos están al asecho para sabotear y desestabilizar a la revolución bolivariana. Aun falta un trecho del camino para lograr la victoria bolivariana en el 2012; fortalezcamos nuestros principios y valores revolucionarios, apoyemos a nuestro gobierno en todas las medidas que favorezcan al pueblo, a los trabajadores, a los jóvenes, a las familias más necesitadas; y pidamos a Dios, Todopoderoso, Señor de los Ejércitos, que nos de la sabiduría para acompañar al heroico pueblo venezolano por siempre. ¡Venceremos 2012!

 

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