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3.Jun.2011 / 09:02 pm / Haga un comentario

Recientemente después de 18 meses, varios pescadores de la península de Araya durante sus faenas, consiguieron en las profundidades del mar parte de las prendas robadas del santuario de La Virgen del Valle, en La Isla de Margarita, Venezuela patria caribeña. Como se sabe, unos ignominiosos degenerados profanaron el aposento de la imagen mariana despojando de la exhibición del templo piezas y otras joyas, que la feligresía entregó como muestra de gratitud por sus milagros. A lo largo de la historia humana este crimen contra los tesoros religiosos de muchos oratorios son cometidos por piratas y antisociales que en su imaginería perversa visualizan al oro como fuente de la riqueza mal habida. El tesoro que incluía una corona de la respetada imagen había sido robado el 10 de noviembre de 2009 del Museo Diocesano, ubicado junto a la Basílica Menor Nuestra Señora del Valle. Este indignante hecho al ocurrir, fue reportado y de inmediato se desató una persecución de los maleantes que huyeron en una rápida embarcación. Las autoridades que no salían del asombro hicieron esfuerzos por aire y mar para recuperar el caudal; Lamentablemente no se logró porque al verse acorralados, los ladrones lanzaron el pillaje al fondo marino con la finalidad de no guardar evidencias del delito. Las piezas terminaron en la profundidad del Caribe, vía marítima a la isla de Coche y Chacopata en el estado Sucre. Posteriormente algunos buzos, con intención devota, intentaron afanosamente recuperar el tesoro y no lo lograron. Allí en la basílica minuciosamente se registran cada ofrenda y se anotan los datos del portante y sus motivaciones del ofrecimiento. Cada pieza, por muy pequeña que sea en sí misma es un insondable agradecimiento espiritual de los creyentes y su valor trasciende a lo material. No dudamos en afirmar que el móvil del hecho delictuoso fue el robo en razón que el importe monetario actual de este mineral ronda en más de 1528 dólares la onza. Los ladrones cuando planificaron este deplorable hecho, fantaseaban que con sus fechorías tendrían riquezas y placeres que tanto fascinan, A diferencia ¿Cuál fue la motivación sustancial de estos humildes, honestos y dignos pescadores para devolver lo encontrado? Estos compatriotas insignes son muestra de los auténticos principios y valores que la gente de nuestro pueblo posee. El tesoro de la Virgen del Valle no son piezas de oro; es la fe, la esperanza y el amor de los millones de creyentes que veneran a la Madre de Dios en esta sagrada imagen del valle del espíritu santo. La imagen de nuestra Señora del Valle es patrimonio de las creencias y valores supremos de los orientales venezolanos; son incontables las narraciones de personas, familias, pescadores y marineros de los amparos recibidos y milagros vividos en cuerpos y almas. Este tesoro incalculable de la dignidad y naturaleza humana no permanece en vitrinas de cristal, está en el alma de los pueblos, en su gente sencilla y su imaginario colectivo. Este tesoro, como recordatorio infinito, no se exhibirá en museos; se vivirá real en los testimonios y manifestaciones espirituales de los creyentes. El retorno del tesoro de la Virgen Marinera en sí mismo es un milagro. Es meritorio recordar por siempre este acontecimiento del año 2011 y a sus pescadores heroicos. La fe y nuestras creencias trascienden a las necesidades materiales de la mundanal vida. Los antivalores de consumo y miserias de espíritu alimentan las aberraciones del crimen, de las drogas, las indiferencias, asesinatos, robos y demás hecatombes que intentan sumir a la Isla de Margarita en la aberración y el ostracismo. El merito inalterable de estos pescadores, ha sido rescatar el verdadero y real tesoro de nuestra creencia y protección de la Virgen Purísima: en nuestras humildes oraciones para saber discernir entre el bien y el mal, el saborear el don digno y temerario de la faena de pesca, en el cariño y afecto a la virgen por los hombres y mujeres de mar, de la fe inquebrantable que tenemos los orientales por nuestra Señora del Valle y que cada cien años ocurre un milagro como este para que lo contemos infinitamente a generaciones. Misericordia con los escarmientos de los ladrones y mil bendiciones a los pescadores de Araya por devolvernos los tesoros del alma de Vallita a su pueblo margariteño y oriental. ! Viva La Virgen Marinera! ¡Vivan los Pescadores de Araya!! Viva La Virgen de La Armada Bolivariana!! Vivan los tesoros del alma y los milagros de La Virgen del Valle!, Venceremos.

 

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