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9.Sep.2011 / 08:26 pm / Haga un comentario

Hay suficientes trazas que evidencian la entrada a una nueva etapa de barbarie en la humanidad. Las noticias con cadáveres son distintivos amarillistas de noticieros y periódicos en toda la red mediática inter continental. Por un lado se muestra a miles de seres humanos victimas de conflagraciones sin sentido y en otros se publica incontables muertes por la violencia criminal, que como caballo apocalíptico asesina a inocentes y culpables por igual. El progreso infinito que todos viviéramos sensatamente, está seriamente cuestionado. Los temas de la guerra, la hambruna, la salud, la vivienda, el trabajo, la educación y la paz nos demanda como seres de un mismo habitad planetario que construyamos un nuevo pacto ético de la convivencia humana. No hay que ir tan lejos para escuchar y sentir la crueldad, los gritos por la desesperación y el sosiego. La vida vale muy poco y se le mata como si nada. Las grandes industrias de armamentos y municiones construyen sin parar sofisticados y letales dardos que apuntan a que nos lapidemos sin cesar. Muy poco se habla de la industria del armamentismo para uso no militar, de las armas cortas, los millones de proyectiles y municiones que se utilizan a diario en cada rincón de la tierra con fines criminales. En esta época de crisis global y financiera, la fabricación de armas han sido las industrias más exitosas y rentables de la economía mundial. Esta industria de la destrucción de la humanidad financia a muchos dirigentes políticos de las naciones del primer mundo y tienen demasiada fuerza para boicotear cualquier intento para su cuestionamiento. Lamentablemente cuando se aborda este tema, la infamia por detentar el poder oculta las verdaderas raíces egoístas de la crisis moral de nuestro tiempo. Las drogas, armas y municiones producen más ganancias mercantiles que otro tipo de producción para fines de convivencia. La lógica del capital está por encima de cualquiera intención de paz y ética por la vida. Las muertes de hombres, mujeres y niños por los hidrocarburos en Libia es un nuevo holocausto contra los pueblos. La prioridad principista como tiene que ser en este caso por parte de Las Naciones Unidas, era ofrecer la mayor posibilidad de disminuir y evitar una conflagración en esa nación africana, y allanar mecanismos y caminos de entendimiento entre las partes y así garantizar la paz en este pueblo; contrariamente se absorbió el interés de la ONU en responder a las pretensiones de las naciones europeas e imperiales interesadas en intervenir en el conflicto con fines eminentemente crematísticos por el petróleo. En este instante la violación a esta controvertida resolución nos evidencia la doble moral para abonar soluciones a la paz de esta región. El comportamiento lacayo del Secretario General de la ONU ante los imperios, quedará como testimonio de una época en que no sólo se irrespeta la vida en armonía a nuestras generaciones con los desmanes y abusos industriales y bélicos de la naciones desarrolladas; también se le sumaran a este inefable funcionario, las manchas de sangre inocente de muchos que han muerto en esta crisis interna, que muy bien pudo resolverse sin la crueldad de la guerra azuzada por las potencias europeas. En esta latitud suramericana, en nuestra tierra de gracia conmemoramos un centenario de la Canonización de la Virgen Marinera, Nuestra señora del Valle con una plegaria por la paz de la tierra. La Madre del Señor, quien se hizo pueblo, humilde, pura y sencilla. Nació, y vivió en familia junto a su marido e hijo; con las vicisitudes de los más pobres y perseguidos; fue de desierto en desiertos; vivió al lado de los más humildes entre pescadores y gentiles; colectivizo las enseñanzas y aprendizajes del Creador con sus principios eternos de amor y paz, que no pudieron ser rebatidos por los jerarcas de ayer y hoy; fueron perseguidos, encarcelados y humillados. Aún así, 2011 años después, su presencia amorosa sigue vigente; ahora más que nunca, cuando en el mundo se han despertado mil demonios que atentan contra la vida que tanto su Hijo amó; que se justifica hasta lo injustificable cuando se asedia y bombardea escuelas y hospitales como en Palestina; que los poderosos se aglutinan para someter y dominar pueblos milenarios tan antiguos como la sabiduría; Esta humilde creencia de María de Paz, la Madre del Dios Creador, La Virgen del Valle del Espíritu Santos, se propaga imperecedera como la luz de un límpido amanecer margariteño; indetenible, que despierta y aviva; que levanta miradas y estimas, que nos hace crecer lentos pero fuertes como los cedros del Líbano que hoy se sienten amenazados por los mismos insensatos de siempre. Viviremos y Venceremos.

 

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