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5.Oct.2012 / 05:47 pm / Haga un comentario

Una promesa que ha cautivado potencialmente el discurso entre los candidatos y candidatas a la presidencia de la república en la jornada electoral de 2012, es la viable construcción de puentes comunicacionales y operativos para el reencuentro político de los venezolanos. Más allá de la polarización, muchos opinan que no se puede desconocer un alto porcentaje de la población que no comparte los postulados y acciones del otro bando. Independiente de las razones, seguro estoy, que cada grupo tiene seriamente sus argumentos y contenidos defensivos de los axiomas y principios de sus manifestaciones políticas; aun así es significativo reconocernos colectivamente, de manera positiva y madura, por el talante demostrado durante todos estos últimos meses. La campaña electoral de este año ha sido factor de activación democrática con la participación protagónica de un pueblo que en paz está decidiendo su futuro; indudablemente ha sido un signo civilizatorio para definir el posible rumbo de la nación venezolana. Se ha activado un torrente emocional que inteligentemente nuestro pueblo sabrá encausar a la hora de aceptar los resultados. Somos un pueblo de fe, esperanza y amor; nada ni nadie podrá engendrar ideas y acciones que atenten contra la paz y seguridad de nuestras familias y compatriotas. Sentimos en este momento pesar por las noticias dolorosas que nos llegan de otros pueblos y países hermanos quienes viven tensas situaciones de guerra interna sin sentido. Nunca el fratricidio cierra sus heridas con el olvido; además es mandatorio para un pueblo cristiano como el nuestro, no atentar contra su prójimo. Hemos sido un pueblo pacífico y alegre, aun en las adversidades y conflagraciones. Somos un pueblo de oración y respeto a las cosas de Dios y los Santos. Pidamos a la Providencia en su eterna e infinita sabiduría que nos ilumine y aliente para que las elecciones del próximo domingo 7 de octubre; que en este día especial se abran los portones y la entrada a un destino de grandeza, paz y felicidad. Nos merecemos todos, independiente de los resultados, un trato de honor y gloria como heroico y siempre victorioso pueblo de las dificultades. Que el paradigma sagrado del respeto y la libertad siga siendo estandarte humilde de nuestra nación. La historia nos ha consagrado a compatriotas y héroes imperecederos en la lucha por la independencia y felicidad, son nuestros guías. Al votar tengamos la certeza que Dios nunca nos abandonara. La gran victoria que el pueblo venezolano mostrara a la humanidad y demás naciones, es su santo juicio de tolerancia y concordia ante los resultados de quien será el próximo presidente electo. Viviremos y venceremos.

 

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