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El 7 de octubre de 2012 se cumplió la profecía del Quinto Regimiento del Cuartel de la Montaña. El heroico pueblo venezolano despertó queriendo patria después de cien años, como un don natural para anunciar su eterna inspiración redentora y bolivariana. Desde la madrugada, después del toque de la diana caminamos, bajamos y nos movimos por sendas y callejones de pueblos, campos, playas, cañadas, llanuras y barriadas con el fin supremo de honrar a nuestros libertadores. Fue como una vigilia por la paz, la esperanza, el pan y las semillas de un futuro promisorio. Los creyentes sabemos que todos los profetas han dejado su legado de la sabiduría infinita, no son adivinos, clarividentes, ni soñadores ilusos de leyendas urbanas; están inspirados por la Divinidad. Los profetas hablan y escriben por lo que ellos viven y sienten. Están cerca de la opresión y las heridas, juntos al sacrificio y los dolores de la gente con sus penas y alegrías, en sus funerales y algarabías. Especialmente escuchan con agrado detenidamente la voz de los pueblos, a sabiendas que en esos susurros y anhelos platica calladamente con ternura Dios a los hombres. En la Patria grande de América, maravillosamente nuestros profetas no hablan solo en parábolas sino con poesía, trovas y canciones. Pablo Neruda es uno de ellos, nos legó también profecía en su canto al Capitán Valiente de la historia, y su defensa por siempre las banderas sagradas de la patria liberada. Lo único que no contó Neruda, fue que Bolívar también le dijo que despertaría con sus compañeros más leales, con su legión de hombres y mujeres honrosos a la patria, con su ejecito rojo hecho pueblo; con sus generales Sucre y Urdaneta, con mujeres valerosas como Luisa Cáceres y tantas otras, con jóvenes valientes como Anzoátegui y hasta con Piar redimido, entre centenares de paisanos ilustres y combatientes de las mil batallas. La revolución bolivariana tiene una deuda también con ese ejército rojo de sangre derramada, para invitarlos a caminar junto al pueblo heroico compatriota y chavista de estos tiempos heroicos y de inexcusable lealtad. Quienes queremos más patria necesitamos de esos baluartes significantes de la memoria colectiva. Ellos con Bolívar son como miles de faros que nos guían fuera de la noche oscura y de las auroras enrojecidas de las ciudades incendiadas del pasado; serán por siempre nuestra autentica inspiración del mundo posible socialista que haremos en paz y concordia con otros pueblos que añoran su redención. El 24 de octubre celebramos en los predios del Parlamento Nacional junto a otros patriotas, la conmemoración natalicia de uno de esos grandes: General en Jefe Rafael Urdaneta, a quien no podemos ni debemos olvidar de su amor y lealtad al padre libertador. Urdaneta es un referente imperecedero en lucha y la vida de la patria. no morirá nunca. Viviremos y Venceremos.