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9.Nov.2012 / 11:29 pm / Haga un comentario

Las experiencias pasadas de ascendientes socialistas nos han legado lúcidos aprendizajes para saber gobernar; desde la Comuna en París en 1871 hasta la revolución bolivariana de hoy en el socialismo del siglo XXI; son referentes para obtener un abundante corolario de enseñanzas y errores capitales. Es cierto que la emocionalidad y la fuerza de las ideas son un potente motor como fortaleza del pueblo para lograr sus anhelos y sueños liberadores. Quizás pequemos por ser muy románticos en la construcción de una civilización de amor y otro mundo posible: de respeto absoluto por la dignidad humana, la igualdad y la justicia social en armonía con los elementos, la floresta y la fauna. No obstante nada de eso está reñido con la atención a la gente, la calidad, la eficiencia y la efectividad en los servicios y gestión del gobierno bolivariano. Estimo como muchos, que este momento es uno de los grandes dilemas de nuestra revolución. Con susceptible juicio y acento de preocupación lo ha manifestado El Comandante en Jefe en sus últimas reflexiones, acotaciones y consejos. Honestamente creo que el pueblo venezolano, con su heroísmo, humildad y sencillez, siempre ha mostrado suficiente sabiduría para elevar sus valores y principios a este ideal y no puede culpabilizarse del asunto. Una mirífica e innegable muestra de ello ha sido sortear con profunda sindéresis, valentía y paciencia todos los trances de la últimas tres décadas. Los años de rebelión cívico militar 1989- 1992, la construcción colectiva de de sus preceptos constitucionales y republicanos 1999- 2002, así como el transito en paz de la gobernalidad y la democracia participativa 2012; son evidencia que nuestro pueblo está en sintonía con la majestad y consecuencias de sus sueños. Los enemigos históricos han estado continuamente al asecho, no obstante nuestro pueblo ha superado esas intenciones ignominiosas de potencias y lacayos de cuanto cuño. En el ahora de estos nuevos tiempos, el pueblo de Bolívar nos demanda soluciones tangibles a variados problemas de atención, servicio y seguridad. Para quienes tenemos responsabilidad de Estado es un mandato soberano de responder a estas esencias de la voluntad popular. Cuando El Comandante dice: ¡Eficiencia o Nada! Se refiere a un alto sentido de responsabilidad como Jefe de Estado, y apego constitucional para que juntos construyamos una sociedad justa y amante de la paz; además se promueva adecuadamente la prosperidad y el vivir bien de todos nuestros compatriotas, sin distingo de ningún tipo. Entonces la propugna de Chávez no es sólo una arenga, pretensión o exigencia. Es y debe constituirse de hecho en una poderosa política de Estado. De allí la necesidad imperiosa de construir desde todos los estamentos del Estado y espacios de gobierno, esta requerida realidad con mejor calidad del trabajo y la educación en la gestión publica. Desde ya tenemos que hacer de esta consigna una Gran Misión Bolivariana para alcanzar dichos fines, como garantía para sortear los caminos del Estado burgués tradicional que tanto entraba. Viviremos y Venceremos.

 

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