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Algunos voceros del oposicionismo y de la derecha más rancia muestran su desacuerdo con el proceso constituyente, que se ha venido desarrollando desde la irrupción del huracán bolivariano en 1992 hasta esta fecha; de manera furibunda se encararon con la participación mayoritaria del pueblo venezolano en su genuino protagonismo por constituir la patria nueva. En diciembre de 1999 votaron en contra de la novísima constitución porque entre otras cosas, se le estaba abriendo las puertas al comunismo. Sólo el hecho de cualificar a la república con la nominación libertaria y génesis del Padre Bolívar, generó escrúpulo, aprensión y prejuicio en las élites dominantes de la democracia representativa. Nunca olvidaremos en abril de 2002, sus aplausos a rabiar y el “te queremos Pedro”, cuando en el salón Ayacucho de Miraflores se mencionó el acuerdo golpista de restituir el nombre de la república puntofijista. En este tiempo del ahora, se percibe que muchos adecos y copeyanos aun mantienen en sus cuadros el arraigo y linaje de base; y han decidido sumarse a la inevitable consistencia del poder popular y su efectivo funcionamiento en los proceso de cambios. El ejercicio de la soberanía depende en gran medida de la conciencia y participación libremente del pueblo en los asuntos de la gestión pública; es obligación del Estado Bolivariano y deber social facilitar la generación de las condiciones más favorable para su práctica, como garantía completa de su desarrollo personal y colectivo. Cuando nuestro Comandante en su condición de Jefe de Estado, llama al debate y a realizar consultas públicas constituyentes, es para que se manifieste de manera vinculante sobre el destino del Plan de la Patria y su propuesta de la Gestión Bolivariana socialista 2013- 2019; en ello esta obedeciendo al mandato sagrado de la soberanía popular a que está sometido, y de hecho previsto en la Constitución. El oposicionismo, la burguesía y los lacayos lo saben muy bien, que mientras el pueblo ejerza su soberanía revolucionaria se les hará más dificultosa la dominación plutócrata e imperial. Cada vez que nuestro pueblo muestre su sabiduría, heroísmo y libertad para organizarse y decidir soberanamente como está prevista en la Constitución Bolivariana, la oposición grosera y apátrida les gritará diciéndoles “comunistas” con el denuedo cobarde de ofenderles más que politizarles. Viviremos y Venceremos.