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18.Abr.2013 / 06:19 pm / Haga un comentario

El pueblo bolivariano y chavista ha transitado por eventos de violencia política más difíciles que esta arremetida facistoide de la rancia derecha venezolana contra la paz de la república. Hay que diferenciar muy bien el acto electoral y el talante democrático de millones de compatriotas de nuestro país que votó en el marco constitucional, y de esta jauría burguesa y apátrida que atenta con la vida de humildes militantes de la causa noble y amorosa del Comandante Supremo Hugo Chávez. La complicidad de los poderosos de siempre intenta nuevamente desviar la atención de la opinión pública, ignorando los hechos criminales instigado por el odio clasista incubado en los valores burgueses. Quién en su santo juicio puede justificar el arrebato visceral, ante la pérdida eleccionaria, para atentar contra los servicios populares de salud y alimentación. En qué cabeza cabe que desde edificios y vehículos en marcha se dispare a mansalva a agrupaciones de ciudadanos militantes contrarios. Es deber de la República Bolivariana de Venezuela y de todos los poderes públicos hacer justicia ejemplar y que estos asesinatos no queden impunes. La vez pasada en el 2002, hicieron lo mismo y lamentablemente siguen andando en su trance maquiavélico y perverso; es hora de actuar hasta sus últimas consecuencias del derecho y la justicia. Hasta cuando permitiremos que desde el canal Globovision se continúe ofendiendo y conspirando contra la majestad de las instituciones y de los sectores populares venezolanos. Hay que identificar a los personajes que instigan estos delitos y se solapan en su condición de figuras notorias. Qué dice el Cardenal Urosa cuando los muertos son los pobres cristianos de barriadas y zonas populares. El hermano Francisco de Asís hizo su legado de vida por la entrega a los olvidados de la tierra, hoy el Papa latinoamericano tomó su imperecedero epónimo para fortalecer a la iglesia católica de este controvertido tiempo. Los caídos en esta gesta democrática de abril son mártires de la revolución bolivariana y daremos los debates necesarios para impulsar las investigaciones pertinentes. Las banderas de la paz y del amor al prójimo son las banderas de Chávez. El respeto profundo a nuestra carta magna es paternidad del pueblo bolivariano y chavista. Quien no respete nuestra constitución y las decisiones soberanas del pueblo que sufraga, se pone al margen de la ley y no merece el reconocimiento de la nación. Somos un pueblo amoroso, pacífico, glorioso y victorioso de mil batallas que no dudará en hacerse sentir nuevamente si se siente mancillado. Que el Señor Jesucristo, príncipe de la paz y el amor nos aliente en este trance de dolor y reflexión. Viviremos y Venceremos.

 

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