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10.May.2013 / 08:13 pm / Haga un comentario

La actitud malinche de algunos diputados y políticos del oposicionismo venezolano quedará registrada en la historiografía como un episodio vende patria y conjura en estos tiempos heroicos. No sólo se arrodillan al amo imperial de manera denigrante y les sirven como intérpretes, asesores e inteligencia de Estado; también aspiran poseer al menos las migajas de la jerarquía y supremacía poderosa de la dominación. Tal es el grado de compromiso y entrega de estos comediantes y patiquines con los nuevos conquistadores, que están cumpliendo al pie de la letra los planes de caos, desestabilización y fascismo con que aspiran someter a la soberanía e independencia de nuestra nación. Por supuestos que son nacidos en esta misma tierra de Bolívar como nosotros; no obstantes poseen las características de los traidores y tránsfugas que la historia nos ha contado por siglos. Se han ganado la confianza y apetito del patrón norteamericano que les costea todos sus traslados y presencia mediática tanto América como en Europa. Copian sus costumbres, ropajes y modales, creyendo que se las están comiendo cuando denigran de sus compatriotas en otros países y contubernios. No se percatan que son indignamente utilizados como capataces palaciegos de la nueva esclavitud y abominación imperial que arman implantar. Se reúnen con sus pares lacayos y pitiyanquis que pululan en cada estamento social extranjero para quejarse y denigrar de la epopeya del venezolano. Esta política traidora de estos personajes no es nada nueva en la historia sagrada de los pueblos en su lucha por su liberación, soberanía y redención; simplemente esta actitud, es la vil condición humana y lúgubre carga infame de la ingratitud y el egoísmo. La traición de los coterráneos en la guerra es un elemento clave y vital que se utiliza en todo proceso de conquista y dominación, y que lamentablemente se repite como constante de la apostasía y deserción de los intrigantes y fementidos. Tozudamente siempre han existidos estos actores de la vida pública, que complotan y traicionan a los suyos para escalar siniestramente su estatus político y social ante una eventual aniquilación del enemigo. Al final sólo les quedará el juicio que se le da a los traidores y Judas de los pueblos: el basurero de la historia y la condenación. Ante ellos, tenemos patria y sabiduría del bien amado mensajero: unidad, lucha, batalla y victoria. Viviremos y Venceremos.

 

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