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8.Ago.2014 / 06:33 pm / Haga un comentario

mercal

La Revolución Bolivariana tiene suficientes potencialidades y fortalezas. Los principios y valores que sustentan la ética y moral bolivariana tienen un legado imperecedero probado victoriosamente durante 200 años en cruentas luchas y batallas. La consistencia doctrinaria y política del ideal chavista es un baluarte  sin parangón en este siglo XXI. Los militantes patriotas,  nacionalistas y de distintas tendencias revolucionarias que apoyan el proceso de cambios que vive la nación somos mayoría. Tenemos la firme creencia que no volveremos al pasado neoliberal salvaje y ni a los planteamientos que hacen sus derivados. Contamos con una variedad de partidos políticos agrupados en un ideal patriótico. Nos hemos organizados en movimientos sociales de distintas índoles. Las mujeres patriotas han dado el ejemplo de lealtad, constancia y sacrificios; los jóvenes chavistas brillan como el oro, pululan en todas partes y tienen un nivel de conciencia que se equiparan a Francisco de Miranda, Sucre, José Félix Ribas, Robinson y Anzoátegui. Las madres más humildes cuidan y alimentan a sus hijos y nietos en los hogares y escuelas, como lo hizo amorosamente la negra Hipólita  con nuestro Padre Libertador. Los abuelitos y abuelitas reconocen los aciertos que la misión de amor impulsada por el Comandante Invicto, no tiene comparación con toda la dejadez de anteriores experiencias gubernamentales. La educación bolivariana ha acumulado experiencia en combinar la majestad educativa con la alimentación de millones de niños. Son más de dos millones y medio de universitarios conscientes que sus responsabilidades van más allá de sus cuadernos. Ahora, en muchos barrios tenemos médicos amigos de sus pacientes. Los trabajadores y funcionarios públicos tienen el deber y obligación moral a dar lo mejor de sí para actuar a favor de los intereses de pueblo .Son miles las vecindades que se expresan en consejos comunales y abren las perspectivas de una organización más consistentes en las comunas. ¿Entonces no tenemos ningún tipo de excusas para sentirnos abrumados con esta guerra económica, la escasez y su desfachatez? Estoy seguro que el pueblo que sí está organizado, cooperará con la distribución de los principales productos básicos de la dieta alimentaria y el hogar, como la harina de maíz, aceite, margarina, azúcar, café  entre otros. Acabaríamos con las colas y otras perversiones inherentes a la búsqueda del control. El espíritu revolucionario de la Constitución Bolivariana está vigente para un pueblo acostumbrado a superar las dificultades. Los artículos constitucionales 5 y 62 más que propuestas son mandatos auténticamente revolucionarios. Los mercales y pdvales han sido una experiencia exitosa pero no suficiente. El pueblo organizado es el motor de la revolución. No contar con los poderes creadores de nuestro pueblo es una perfecta idiotez.  Estoy seguro que la efectiva participación y protagonismo del pueblo patriota podría resolver exitosamente  otras instancias de la administración, ejecución y control de importantes políticas públicas que se planifican en nuestro gobierno bolivariano. Sin revolucionarios no podemos hacer la revolución. Inventamos  o erramos, ahí está la paradoja. Somos hijos de gigantes en constancias y victorias. El poder popular es esencia del pensamiento y acción de La Revolución Bolivariana; es legado fundamental y profundo de nuestro amado Comandante Chávez. Apostemos todo como pueblo. Venceremos.

 

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