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31.Oct.2014 / 07:49 pm / Haga un comentario

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Las realidades, situaciones  y problemas  de la seguridad ciudadana son temas complejos de absoluta responsabilidad de Estado. El Estado no sólo se circunscribe a los poderes públicos y gobierno, con sus indisolubles  mandos en todo el territorio de la república; también le corresponde responsabilidad a la población y sus ciudadanos. Para abordar y resolver asertivamente  algunas de sus circunstancias; es necesario tener una visión sistémica de estos prioritarios asuntos. Se requiere la participación protagónica y trabajo en equipo de las autoridades  y la sociedad; del análisis de paradigmas y métodos científicos y jurídicos, de los recursos materiales, financieros y tecnológicos; y especialmente de la educación  en valores de la familia y la comunidad en general. Tenemos que cambiar la perspectiva que la seguridad ciudadana es responsabilidad exclusiva de los gobernantes e instituciones referentes;  lo cual es totalmente cierto, en virtud que les atañe los más altos compromisos y resoluciones; no obstante, el tema de los valores fundamentales del respeto a la vida y la moral ciudadana tiene que abordarse con absoluta transparencia y congruencia. Una actitud violenta y corrupta tiene que ser afrontada internamente en la familia, la escuela y la comunidad. Nuestros viejos y abuelos no tenían excesiva televisión, ni internet, menos telefonía celular, ni toda la amplitud informativa de estudios universitarios y legales; pero tenían carácter, principios, rectitud, sensatez y severidad para abordar y castigar cualquier desviación o conducta que denigrará de la dignidad y  honor familiar. Honestamente creo que invertimos, gastamos y consumimos muchas cosas materiales innecesarias; no obstante no utilizamos tiempo y dedicación al consejo oportuno, la conversación interpersonal y los mensajes ocurrentes de la sabiduría familiar. Nadie quiere una sociedad violenta y criminal. El tema de las drogas y narcotráfico evidencia también una descomposición del alma y los sentimientos fraternos de la familia y amigos. Los valores de la familia se mimetizan con programas superfluos de televisión, cine y farándula; los nuevos héroes y personajes referentes son muñecas, juguetes, comics y actores sórdidos e incongruentes de la cultura popular. Un ejemplo evidente de ello, es que en la patria venezolana rica en costumbres y arraigos, se promociona impunemente las fiestas del Halloween por medios, y lamentablemente hasta en muchas escuelas e instituciones.  Anteriormente la leyenda de la llorona y otros tantos espantos del costumbrismo criollo  se contaban reunidos en familia y amigos, con la gracia y apresto del imaginario sano y jocoso de la cultura venezolana. Es hora de revisar todo y muy particularmente las terribles influencias del neocolonialismo cultural y agresivo que nos meten por los ojos, la mente y el alma. Venceremos.

 

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