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Grano de Mostaza
William Fariñas
Carta al Niño Jesús.
Amado niño Jesús conocer y sentir los relatos de tu nacimiento y de alguna manera conmemorarlo o celebrarlo como parte de esas tradiciones sagradas, es sencillamente ser privilegiado. Hay lugares en toda esta inmensidad del planeta tierra donde no se conoce de esta costumbre antiquísima; por millones se cuentan los seres humanos que nunca han escuchado o leído sobre estos misterios milenarios del Alumbramiento del hijo de Dios, del cantar de los Ángeles, del trajinar de la Familia Sagrada, de los reyes del oriente, de la Virgen y del Niño Dios que nació necesitado en un establo en Belén de Efrata. Es evidente que muchas culturas practican sagrados ritos y saberes monoteístas de la existencia de un único dios, pero no se refieren a Ti, ni saben del Niño Jesús. Igualmente en muchos lugares y religiones niegan la versión histórica y humana del linaje Divino de tu origen; otros simplemente justifican los desacuerdos que sobre la natividad se tomó en estos últimos siglos, producto del sincretismo místico y cristiano; sumado con los cultos paganos del solsticio de inviernos y la adoración solar. Inclusive hay justificación historiográfica sobre el personaje Jesús de Nazaret, quien no pudo nacer en pleno invierno hemisférico, si se relacionan los relatos de Mateo y otros evangelistas como referencia de las narraciones del nacimiento, y la práctica del pastoreo difícilmente realizable en esa temporada del año. En fin sobran argumentos para estar de acuerdo o en desacuerdo sobre tu historia. Los cristianos hemos mantenido nuestro cuerpo característico de creencias y tradiciones, soportado en el rigor de la iglesia católica y demás expresiones religiosas protestantes, griegas y ortodoxas. Más allá de la polémica, lo trascendente de esta tradición decembrina para la humanidad, es en sí misma la posibilidad de aceptar las infinitas eventualidades de compartir caridad, gozo y encuentro alegre de la humanidad. La celebración de tu natividad es una posibilidad para sentir paz, afecto, conciliación y perdón. Especialmente en esta época se nutre de ánimo la vida, aunque haya pasado por las más tristes vicisitudes durante los últimos meses. Es tiempo de renovación y reencuentro. Aun en los hogares más pobres materialmente, se hacen esfuerzos por relanzar sus esperanzas y gratitudes por el ciclo por venir. Es una encrucijada del tiempo que está llena de sueños, anhelos, deseos y sueños. Lamentablemente, la cultura consumista se aprovecha de esta temporada para acumular y algunos descarados explotan excesivas ganancias desmedidas. He visto muy generosas moradas hasta villas y castillos, pueblos y ciudades, donde muestran luminosidad y color que explotan durante la navidad y la bienvenida del nuevo año. La música decembrina es motivo para llenar de gozo el espíritu y cualquier espacio. He convivido con mil familias humildes que sienten que la navidad es la mejor época del año, que el espíritu humano se llena de júbilo y la tristeza mas agria no detiene la esperanza a una vida mejor; que la paz no ha dejado mal a nadie y La felicidad se construye sin muchos peros. El espíritu de la navidad es esa sensación que podemos renovarnos para cada vez ser más felices y prósperos. Este tiempo es un regalo de Dios, y Él en su grandeza se nos mostró, no sé en qué tiempo, sabemos que fue un niño pobre al lado de sus padres, pastores, animales, ángeles y magos para que tengamos la buena voluntad por la paz de la humanidad ¡Viva por siempre esta hermosa tradición humana! Feliz Navidad y Prospero año 2015. Venceremos.