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7.Ago.2015 / 08:08 pm / Haga un comentario

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Con la reciente presencia y ejercicio soberano del Presidente Nicolás Maduro en la Faja Petrolífera del Orinoco «Hugo Chávez» (1 agosto 2015), se ha asumido el carácter responsable de Venezuela en su papel de ser uno de los principales Estados proveedores seguros y permanente de hidrocarburos; contribuyendo con la necesaria estabilidad política de la región y mayor desarrollo económico y tecnológico del mundo. A la vez reafirmar la adecuada diplomacia energética que quiere imprimirle el Jefe de Estado venezolano al entorno conflictivo que pretende aflorar contra nuestra nación el recién gobierno de Guyana y el hegemón gringo de la Exxonmobil. La fenomenología del conflicto, en el sentido amplio del concepto, se genera cuando dos o más actores se confrontan, luchan o discuten sobre una determinada situación o bien, el cual se considera que les reportará beneficios, pero solamente desde una perspectiva singular e intransferible. Este caso de desconocer el Acuerdo de Ginebra por parte de Guyana, es posible ponderarlo como una escalada en el entorno conflictivo, debido tanto al discurso de los actores oficiales como también al proceso mismo de la contención; en virtud que no solamente se circunscriben a los ámbitos jurídico y territorial, como señalan las autoridades, sino que toca otras áreas fundamentales como la económica. Desde esta perspectiva el tema petrolero y el de los recursos energéticos que están presentes en el área, como también en la proyección marítima e insular de la controversia territorial forman parte importante del análisis de la confrontación. Desde finales del siglo XIX, EEUU incorporó «planificadamente» al petróleo como fuente eficiente de energía dentro del espectro de sus intereses y objetivos geopolíticos, a fin de mantenerse como fuerza capaz de preservar los yacimientos a escala internacional. A la par de esta realidad, la sociedad estadounidense y el aparato militar industrial de esta potencia mundial se convirtió en un opulento consumidor de petróleo, que acabará muy pronto con sus reservas en menos de 10 años. La imperecedera insatisfacción energética gringa lo convierte de hecho en la actualidad en un «Estado Energófago», que intentará por todos los medios controlar y apoderarse de los territorios y naciones con yacimientos petrolíferos, y así satisfacer su alta demanda interna y la de sus aliados; para EEUU es un asunto de primer orden estratégico y de supervivencia hegemónica como Estado imperial. Venezuela está en la encrucijada del tiempo y los espacios, ya que tiene más del 70% de las reservas certificadas con yacimientos con una data de producción para más de 200 años. Es Política del Estado venezolano mantener una comercialización soberana y justa de sus hidrocarburos, coherentes con su diplomacia de paz, cooperación e integración de los pueblos. Igualmente los venezolanos estamos conscientes que suplimos responsablemente el flujo que demandan los consumidores en armonía con las políticas energéticas de la OPEP y demás naciones exportadoras. Las provocaciones e intemperancias del Presidente Granger y la Exxomobil no se ajustan a las debidas relaciones y diplomacia energética que se realizan responsablemente entre naciones civilizadas. La actitud guerrerista y pendenciera de estos dos actores tendrá respuestas legítimas del derecho internacional y la política de Paz de La República Bolivariana de Venezuela. Que nadie se equivoque. Venceremos

 

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