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Grano de mostaza
@williamfarinas
Presidente Santos mucha sensatez, no se equivoque.
Estamos convencidos los venezolanos que la situación difícil de la frontera con la hermana República de Colombia tiene que resolverse sensatamente para el bien y paz de ambas naciones. Los temas terrible del paramilitarismo y el terrorismo, el contrabando de extracción, cobro de vacunas, secuestros, sicariato, narcotráfico, las bellaquerías contra la moneda venezolana entre otros males percibidos y vividos por nuestro connacionales no pueden obviarse de la agenda de una necesaria conversación entre ambos mandatarios. Es una realidad absolutamente bilateral las circunstancias de la frontera ante una problemática altamente conocida por ambos países. Lo cierto del caso es que ambas naciones poseen distintas formas de gobierno; que a todas luces son diferentes en contenidos filosófico, doctrinario, ideológico y programático. Eso no es ninguna novedad hoy en las relaciones internacionales de este mundo globalizado. La guerra fría entre EEUU y la URSS nos permitieron suficientes aprendizajes para manejar adecuadamente tales controversias. Las recientes demostraciones de como la heroica hermana República de Cuba ha llevado asertivamente la reanudación de las relaciones con USA, es una clara señal de que se puede convivir con las diferencias de fondo en la política y la sociedad. La victoria histórica de Cuba en la Cumbre de las Américas en Panamá, es una muestra evidente que los cubanos ejercen decididamente su autodeterminación como pueblo soberano. Estamos seguro que el gobierno colombiano no podrá cambiar la visión que tenemos los chavistas de la sociedad socialista que estamos construyendo en paz, ni los venezolanos vamos a cambiar la visión liberal burguesa de los postulados gubernamentales que hoy dirigen esa nación hermana. Querer dirimir los problemas fronterizos en organismos internacionales fuera de los mecanismos naturales bilaterales y multilaterales de Suramérica es insensato. Todo el mundo conoce lamentablemente, como la sociedad colombiana de estas últimas décadas vivieron una guerra interna provocada por los cruentos enfrentamientos de los factores de poder dominantes de una oligarquía terrateniente y comercial incapaz de congeniar con los sectores populares y campesinos. Hay suficiente evidencia de los conflictos internos del Estado colombiano con las grandes redes y mafias asesinas del narcotráfico. La fenomenología del paramilitarismo infectó terriblemente de asesinatos y terror a familias campesinas en toda Colombia; las fosas comunes y falsas positivas siguen apareciendo como fantasmas qué señalan a sus criminales autores. Los venezolanos hemos decididos ser bolivarianos de verdad verdad; creemos en la dignidad, hermandad y cooperación de los pueblos, eso lo demostramos a diario. No nos obligue Presidente Santos a exponer con suficiente juicio ante los demás, nuestras verdades por estas terribles dificultades que no estamos dispuestos a tolerar, ni permitir estos crímenes que bandas parapolíticas están sembrándose en nuestro territorio con fines inconfesables. Por nuestro lado el Presidente Nicolás Maduro ha ofrecido la oportunidad de realizar un encuentro cara a cara con Ud. Con toda franqueza y responsabilidad para abordar en el marco de la diplomacia bilateral y respeto mutuo, la situación de la frontera común entre ambas naciones. El Presidente Nicolás Maduro goza de todo el respaldo de glorioso pueblo bolivariano. Nunca le hemos quitado un gramo de oro a ningún pueblo del mundo, ni lo haremos. Nosotros amamos y respetamos al pueblo colombiano que vive en Venezuela. Presidente Santos no merodee en su cabeza salidas bélicas u altisonantes mediáticas y ofensivas a esta situación que perfectamente puede resolverse con honestidad y sensatez. Ud. nos conoce muy bien a los hijos de Bolívar y Chávez, y la cobardía no es una de nuestras cualidades; Ud. sabe que nuestros pensamientos y acciones centenarias van cargadas de unidad, lucha, batalla y victoria. No se equivoque, lo cortés no quita lo valiente. Para los venezolanos la inocencia no mata al pueblo, pero tampoco lo salva; lo salvará su conciencia y a eso le apostamos el alma. Venceremos