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25.Nov.2011 / 05:14 pm / Haga un comentario

No hay que ser pesimistas en cuanto a continuar en la vigilancia trascendental y cotidiana por los derechos humanos y el fortalecimiento de una cultura y convivencia de paz. En verdad existe un contraste bien claro entre quienes hoy en pleno siglo de las comunicaciones y la telemática abonan por soluciones armamentistas y guerreristas, y quienes somos mayoría por la construcción de otro mundo posible con una civilización centrada en el amor y la paz. Después de la II guerra mundial en la década del 60, tanto en Europa como en América se gesto un gran movimiento universal de jóvenes de todas las edades en contra de las guerras (muy parecido al movimiento de los indignados). En aquella oportunidad hubo suficientes trazas que evidenciaban la entrada a una nueva etapa de barbarie en la humanidad. Las noticias con cadáveres de miles de seres humanos victimas de conflagraciones sin sentido tocaron el espíritu humano y ante ello se impuso una profunda reflexión acompañada de cantos, poesías y música, que marco el devenir del siglo pasado. Hoy no tenemos excusas para cavilar por las incontables muertes de guerras regionales focalizadas y por la violencia criminal producto de homicidas y bandas, que como caballo apocalíptico asesinan a inocentes y culpables por igual en todas las barriadas del mundo, especialmente los mas jóvenes. Familias enteras son afectadas por el flagelo de las drogas y la delincuencia sin parar. Es hora que estos temas salgan de la prensa y los discursos oficiosos y se trasladen a la conversa reflexiva de padres e hijos en la sensata comunicación del hogar. Los temas de la guerra, la hambruna, la salud, la vivienda, el trabajo, la educación y la paz nos demanda como seres de un mismo habitad planetario que construyamos un nuevo pacto ético de la convivencia humana. No hay que ir tan lejos para escuchar y sentir la crueldad, los gritos por la desesperación y el sosiego. La vida vale muy poco y se le mata como si nada. Las grandes industrias de armamentos y municiones construyen sin parar sofisticados y letales dardos que apuntan a que nos lapidemos sin cesar. Muy poco se habla de la industria del armamentismo para uso no militar, de las armas cortas, los millones de proyectiles y municiones que se utilizan a diario en cada rincón de la tierra con fines criminales. En esta época de crisis global y financiera, la fabricación de armas han sido las industrias más exitosas y rentables de la economía mundial. Esta industria de la destrucción de la humanidad financia a muchos dirigentes políticos de las naciones del primer mundo y tienen demasiada fuerza para boicotear cualquier intento para su cuestionamiento. Lamentablemente cuando se aborda este tema, la infamia por detentar el poder oculta las verdaderas raíces egoístas de la crisis moral de nuestro tiempo. Las drogas, armas y municiones producen más ganancias mercantiles que otro tipo de producción para fines de convivencia. La lógica del capital está por encima de cualquiera intención de paz y ética por la vida. Esta primera semana de diciembre 2012, una comisión de la Asamblea Nacional visitará la Republica Federativa de Brasil, atendiendo una invitación de la ONU con el propósito de intercambiar experiencias y conocimientos sobre temas del desarme, seguridad ciudadana y cultura de paz. La idea fundamental de esta misión es fortalecer la voluntad de las Naciones Unidas para alcanzar soluciones efectivas de estas realidades que afectan a nuestros países. Es plausible reconocer el esfuerzo que la sociedad brasileña está haciendo en este sentido. Dios mediante allí estaremos para contribuir con el legado imperecedero del Pastor de Galilea de que aún pareciendo ser ingenuo, nos sentenció que el devenir y felicidad de la humanidad solo será en una civilización de amor y paz. ! Venceremos!

 

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