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16.Mar.2012 / 08:00 pm / Haga un comentario

Con toda certeza afirmo que las conductas, actitudes y pensamientos como disciplinas de la vida, las ideas y las ciencias están cambiando los patrones y escenarios de hacer política en la Venezuela contemporánea, producto de la irrupción revolucionaria de Hugo Chávez desde 1992. Un supuesto imperecedero que continuamente el Comandante nos ha recordado y mostrado congruentemente, que es el amor la principal fuerza que transforma a la civilización humana y es el sentimiento más importante que guía a un revolucionario. Creo que esta cualidad amorosa, espiritual y sentimental ha sido fundamental en la conexión entre el pueblo patriota con su liderazgo bolivariano. Considero igualmente que Chávez ha sabido interpretar la sabiduría y sencillez de nuestra gente y demás millones de seres humanos en otras latitudes que perciben su condición de profeta de estos tiempos. Una evidencia compleja de esta realidad ha sido la posibilidad de la renovación permanente como elemento sustantivo del pensamiento crítico y la necesidad de que cambiemos los patrones pedagógicos de la vida a la hora de actuar y opinar sobre los asuntos e intereses políticos. Nos recuerda de vez en cuando que Tenemos que ser cuidadosos de no confundir al pensamiento crítico con las críticas destructivas y perversas, tan comunes en estos tiempos de cambio cultural. En cada rincón de la patria como discípulos de estos tiempos: mujeres, hombres y niños muestran actitudes de que se está ante un evento auténtico de cambio cultural que provienen de la profundidad de la dignidad, de la fortaleza de la libertad y del poder popular. La imagen alegórica de nuestro libertador Simón Bolívar y sus hazañas, los cánticos de Alí Primera, la estrella de la revolución y el enigma del Che forman parte de la cotidianidad del pueblo humilde venezolano. La disciplina revolucionaria es un ordenamiento interior que proviene de la capacidad innata de los saberes de los pueblos en la búsqueda de su liberación y redención. La actitud sublime del soberano y su amor por su Comandante, demanda especialmente de sus dirigentes más paciencia, más constancia y más trabajo para construir la patria socialista. La sabiduría popular distingue en estos tiempos de revolución los actos emanados del capricho y la indisciplina que nos ofrece el deseo puro del egoísmo y del personalismo por el poder; incluso en esta transición, nuestro pueblo ha dado suficiente muestra de madurez ante los sacrificios, desafíos y pretensiones del imperio y su legión de lacayos. La retoma del mando en abril de 2002 fue una epopeya de estos tiempos heroicos. El sujeta miento espiritual, racional y emocional al liderazgo del Comandante Presidente Chávez brota del amor, la esperanza, el esfuerzo y la voluntad de ese ser humano que sabe y que expresa que se puede lograr todo disciplinadamente con nuestras acciones para la felicidad de la patria. Algunos han mitificado, quizás por su origen profesional militar, que la condición de mostrarse seguidor de Cristo y Bolívar, lo hace exigir continuamente la disciplina militante de quienes decidimos formar parte del Partido Socialista Unido de Venezuela PSUV. No se esta refiriendo a una disciplina cuartelaría ni mucho menos. La disciplina es una virtud poco valorada en tiempos de abundancia y que se somete aprueba en estos tiempos de revolución. El amor, sacrificio y rigor del pueblo venezolano es más que suficiente para que mostremos actitudes acordes a la esperanza de construir otro mundo posible. Somos discípulos de esos saberes, a esas actitudes y pensamientos. Es ser diligente, es estar atento y vigilante de los principios y valores que requiere la revolución bolivariana para construir una sociedad socialista. La disciplina es como la antítesis de la pereza, de la falta de respeto, de la holgazanería, de la intemperancia, de la prepotencia excesiva, de la negligencia y la poca tolerancia al respeto por los criterios de sus camaradas, lo cual desemboca en fatal abdicación y negación de la autoridad, conducente en la mayoría de los casos a la anarquía y la ruptura de la unidad. Por consideracion, amor y respeto a Chávez nada debe desviarnos que nuestra principal misión esta dirigida a lograr la victoria de 7 de octubre. ¡Viviremos y Venceremos!.

 

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