Artículos
Los halcones imperiales del norte, los sectores burgueses y la derecha más rancia de América, aún no han internalizado que estamos viviendo otra época de la democracia y la participación de los pueblos en los asuntos de Estado, la sociedad y la política en general. En las décadas de los 60 y 70 del siglo pasado, las dictaduras militares y las democracias representativas eran la expresión del sometimiento de los sectores poderosos de las oligarquías nacionales en conchupancia con las empresas trasnacionales norteamericanas. Con el cuento del anticomunismo y el argumento bipolar de la extinta Unión Soviética, la América mestiza se plagó de gobiernos represivos que coaccionaron la participación de los movimientos sociales en sus justas luchas por la liberación y reivindicaciones. La crisis global de los 80 y 90 desenmascaró al Consenso de Washington y a todo el entramado interamericano tanto en lo militar, la política y la economía. El fracaso del TIAR en el tema de Las Malvinas y la imposición de los paquetes neoliberales con el FMI, derrumbaron las franjas de gobernabilidad de muchas regencias títeres de Latinoamérica. Hoy los campesinos sin tierra, los hermanos indígenas originarios, los trabajadores, estudiantes, mujeres y el pueblo de las inmensas barriadas, chávelas y ciudades de la América Grande, tienen un nivel de conciencia de la lucha política distinta a la sumisión del pasado. Los casos de Nicaragua, Cuba, Ecuador, Brasil, Argentina, Bolivia, Chile, Perú y Venezuela entre otros, son muestras que los pueblos heroicos construyen esta histórica responsabilidad. Los nuevos formatos de Golpes de Estado, auspiciado por los Gringos y sectores de la derecha internacional contra Honduras y en este momento en Paraguay, son evidencia que la lucha sigue y el imperio contra ataca. La subsistencia de imperialismo norteamericano y el poder de estos grupos, requieren gobiernos dóciles y manejables para seguir chupándose las inmensas riquezas naturales, energéticas, hídricas y de la biodiversidad de nuestro continente. El modo de vida de Los Estados Unidos y sus altas demandas de recursos están en nuestros territorios, selvas, mares y ríos. La derecha latinoamericana no cree ni en democracia participativa y protagónica, ni en la participación popular para administrar las políticas públicas; menos en la lucha contra el latifundio y la explotación ambiental; ni en las libertades y derechos de los pueblos por una vida digna. Poco les importa el tema de las viviendas de los pobres, su educación, salud y alimentación. La derecha es expresión servil de lacayos que venden a sus patrias a un supuesto libre mercado de bienes y servicios manejados al interés del más fuerte capitalista. Con esas fracciones políticas de la derecha aberrante convivimos, no obstante hay que dejarle claro a estos sectores dominantes que el pueblo estará dispuesto a luchar por todas las vías y fuerzas para acabar con la tiranía de los poderosos de siempre. Solidaridad absoluta con el Presidente Fernando Lugo y el pueblo Guaraní. Viviremos y Venceremos.