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17.Ago.2012 / 06:01 pm / Haga un comentario

Hay quienes desestiman y olvidan las tradiciones de sus pueblos y no ven las estelas de la mar. Antes que existieran las ciencias y tecnologías, eran los saberes populares y las infinitas sabidurías de los más viejos, lo que marcaban la sensatez de los caudillos, líderes y capitanes de la historia. La traición es una característica de la ignominia humana y nunca dejara de acontecer. La globalización mediática de esta era y los intereses subalternos de la lucha por la dominación de las potencias desdibuja a muchos personajes: Uno de ellos es Álvaro Uribe Vélez, lamentablemente expresidente de la hermana República de Colombia, quien se ha convertido en una suerte de punta de lanza de los halcones imperiales. El tristemente recordado personaje de Malinche hoy cobra especial vigencia cuando los pueblos de América batallan decididamente por otros derroteros de independencia y democracia protagónica. El imperio Norteamericano requiere y alimenta estos interlocutores inicuos en sus desequilibradas pretensiones. En Venezuela cohabitan algunos nacidos en esta tierra de gracia, que abiertamente expresan su lealtad a esas potencias poderosas. No dudamos en afirmar que Uribe es el principal y más conspicuo lacayo y cachorro del imperio gringo que vive en Colombia, y así lo ha registrado la historia para el futuro esplendoroso y libertario del continente. No solo son posturas racionalmente políticas y crematísticas, se percibe en este paisano que le mueven emociones de envidia y encono. Nadie duda que haya sido perniciosamente inteligente para saltear los borrascosos caminos del poder de su país. Mereció nuestro respeto por haber sido presidente de una nación hija del Padre Bolívar. De hecho compartió en nuestro terruño con los honores que sabemos dar a mandatarios extranjeros y en especial porque representaba al digno pueblo de Colombia. Hay suficientes razones y sentimientos por el glorioso pueblo bolivariano de Colombia en nuestro respeto filiar. Somos pueblos hermanos y dimos juntos nuestra sangre también por la libertad. No obstante, siempre este personaje tuvo celo del Comandante Venezolano, quizás por el liderazgo universal mostrado por Chávez y su decidida lucha anti imperial. Con modestia lo decimos: en Venezuela tenemos un auténtico Capitán de la historia y eso lo sabe Uribe. Por el contrario, Uribe tiene un expediente negro de narcotráfico y crímenes, masacró a muchos compatriotas de su nación y se convirtió malamente en un frustrado de la guerra preventiva al atacar a otro país hermano bolivariano. Uribe siente que él pasó sin pena ni gloria y es un referente negativo de América. En este instante actúa como Caín, el perverso hermano de la Biblia; siente oscura inquina y desespero ante la inevitable victoria popular que el próximo 7 de octubre obtendrá el Comandante Presidente, candidato de la patria venezolana. Están desesperados como los lacayos de aquí y de allá; buscaran pérfidamente obtener la marca infinita de sus traiciones e infamias. Los venezolanos le dimos a América un Abel, Nuestro bien amado Mariscal Sucre, y no lo permita la Providencia que Colombia le dé un Caín a este continente de fe, esperanza y amor. Basta de guerras y traiciones, ¡Viva la hermandad de los pueblos y la paz! Viviremos y Venceremos.

 

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