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14.Sep.2012 / 05:26 pm / Haga un comentario

Un principio fundamental de las sociedades del siglo XXI es el pluralismo político; Inclusive los distintos pueblos ajenos a la cultura occidental así lo están demostrando. Florece un sentimiento de cómo construir la convivencia y ordenamiento de la vida en sociedad; de la defensa de los colectivos y las personas en particular, tanto en su desarrollo integral como el respeto a su dignidad; de la igualdad y la justicia sin distingos de ningún tipo; de la libertad y los derechos humanos, de la voluntad popular, de la búsqueda de una humanidad justa y amante de la paz, de la promoción de la prosperidad y bienestar de todos los seres humanos. Es cierto que aún permanecen en muchos lugares rasgos de intolerancia religiosa, económica y otros sesgos que limitan el respeto a la civilización humana y la vida. En la patria de Bolívar humildemente estamos construyendo una sociedad centrada en el amor. La Asamblea Nacional se ha convertido en un centro político y crisol de encuentros y desencuentros como ocurre en la mayoría de las sociedades democráticas del mundo. La presencia y exposición mediática de distintos actores políticos tanto en lo personal como en lo institucional con sus diferencias de enfoques, conductas, intereses e ideologías están a la vista y escrutinio público. Los principios fundamentales de la Constitución Bolivariana nos obligan mantener una confrontación legítima de las visiones que tenemos los voceros del pueblo soberano en el marco de nuestra actuación personal. No obstante no se debe ni puede confundir que es cardinal mantener una conducta irreprochable ante la ética y moral colectiva. Es lamentable y bochornoso lo ocurrido al Diputado Caldera más allá de lo personal, de cual no debemos hacer leña del árbol caído; se plantea ante esta situación un debate acorde a los sagrados principios del pueblo venezolano por construir una sociedad éticamente cuestionada. El desgaste conductual de una clase política opositora no solo se refleja en este tipo de hechos, además se ha evidenciado en algunos diputados opositores una actitud apátrida y motivada en defensa a ultranza de las elites económicas nacionales y hasta con los más oscuras pretensiones de potencias enemigas del destino de la patria venezolana. El pueblo venezolano estará atento a estas realidades como principio irrenunciable de su soberanía y de la intransferibilidad de ese “Poder” para desplegar el dominio sobre estos asuntos de carácter público. Por nuestro lado no haremos de este lúgubre hecho una comidilla. Nos ha constado mucho sacrificio construir junto a nuestros compatriotas los nuevos postulados democráticos del país. Tenemos un deber sagrado en esta difícil senda por lograr una sociedad igualitaria y de mayor suma de felicidad posible para cada venezolano. Lo Cortez no quita lo valiente, ni la mansedumbre es sinonimia de cobardes. No caigamos en provocaciones. Recordemos al Capitán de la historia de nuestro pueblo venezolano: “Paciencia y más paciencia, constancia y mas constancia, trabajo y más trabajo para tener patria”. Ha llegado la hora de mostrar el verdadero debate de la mentira contra la verdad, de la violencia contra la razón. La revolución bolivariana y socialista es una revolución de amor y allí está su fortaleza. Viviremos y Venceremos.

 

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