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12.Oct.2012 / 07:13 pm / Haga un comentario

Muy pocos podrán negar que la humildad es una profunda y saludable virtud. Ser humilde no significa en absoluto debilidad o temor. La humildad nos permite desprendernos de formas sin perder nada del espíritu y lo sublime del alma. La decisión del 7 de octubre no debe acompañarse de soberbia ante la derrota o victoria en las elecciones de un importante sector de nuestra sociedad. Somos millones de seres humanos compatriotas que habitamos esta tierra de gracia que ha transitado anteriormente estas dificultades y pruebas de colisión. Antes del evento electoral manifesté la necesidad de construir puentes de comunicación y afecto entre estas dos visiones de la vida, la historia y de los complejos procesos sociales y económicos en estos tiempos políticos. Es cierto que ninguno de ambos sectores tiene la pureza absoluta y están libres de imperfecciones en sus procederes y conductas, sin embargo asistimos con serenidad y aplomo a este crucial suceso. Sólo el hecho de que se realizara en paz el evento electoral, es suficiente para evidenciar la grandeza y talante de madurez civilizatoria del pueblo venezolano. Cada quien podrá hacer un corolario de las ofensas del algunos voceros en contraparte durante la campaña que deben quedar en el olvido. Las concepciones de minusvalía, racismos y de chusmas como se aprecia a los sectores populares por una parte opositora, es una desviación que hay que abordar con seriedad y respeto. Un voto de un compatriota pobre tiene el mismo efecto poderoso que el de la persona rica y acaudalada que tiene todos los medios para ejercerlo de manera cómoda y adecuada. Nuestros hermanos indígenas aun en las lejanas selvas y ríos, tienen este derecho tan igual como quien vive en las más suntuosas urbanizaciones de cualquier lugar del país. El pueblo que dignamente habita en los cerros y barriadas con sus múltiples situaciones y limitaciones tiene en su voto la misma fuerza transformadora que el burgués capitalista que se la cree sabérselo todo. Muchos opinadores de oficio como acto de soberbia, duelo o rabia ofendieron a quienes optamos por la senda humanista y bolivariana del socialismo del siglo XXI. Es necesario comenzar a reconocernos como pueblo mestizo y diferenciado en estatus e ideologías; no obstante, es ineludible reflexionar porque se ofende y atenta contra la dignidad personal y colectiva de la autentica mayoría social que es nuestro pueblo humilde y sencillo de nuestras barriadas, campos, playas, cañadas, montes, cerros y llanos, sencillamente porque votaron masivamente por Chávez. Las bases del entendimiento con muchos opositores pasa por respetar y reconocer que somos iguales en dignidad y gentilicio. El gran significado de la grandeza del pueblo venezolano es su riqueza espiritual y sabiduría que no tiene distingo de ninguna clase. A Uds. Compatriotas opositores mi reconocimiento y respeto y la necesidad que labremos los destino de prosperidad y felicidad de la nación venezolana. Vamos juntos a construir los puentes, sendas y caminos necesarios para la confraternidad y respeto mutuo. Viviremos y Venceremos.

 

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