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3.Dic.2012 / 03:22 pm / Haga un comentario

Llegó diciembre siempre con sus espléndidos vientos de paz y de eternas circunstancias. Tiempo de venturas y esperanzas, abundadas con recuerdos de verdades perpetuas acaecidas en tierras lejanas. Nunca olvidaremos que el Jesús de la historia y redentor de los pueblos, nació en la palestina bajo el dominio imperial del Cesar. Con su peregrino semblante de pescador extraviado, bajo de los cerros de galilea sin jactancia ni soberbia para pronunciar discursos de amor y buenas nuevas; oró y sano sin complejos ni amilanarse ante la dominación y el vasallaje. Las piedras hablaran por nosotros si llegáramos a olvidarlo. Hoy en justicia se ha reconocido a este pueblo enigmático de Palestina como Estado ante la confederación de la ONU. Millones alzamos la voz con ellos en todo el planeta y nos llenamos de regocijo. Algunos gobiernos infames votaron con la señal de la guerra y destrucción, ajenos y responsables como Pilatos se lavaron las manos. Es la misma historia de los que enjuiciaron y negaron al Cristo para crucificarle, mientras otros se hacían los paisas. Estoy seguro, que el sentir del pueblo generoso, heroico y sencillo de Panamá estaría a favor de Palestina, como también nuestros hermanos bolivarianos colombianos y la sublime estirpe guaraní de Paraguay. Cuánta sangre derramada por los mártires reclama ante las Naciones Unidas el singular reconocimiento de esta nación milenaria. El Gobierno Sionista de Israel no representa a nuestros sagrados misterios de fe. Ellos repiten como los nazis los mismos postulados infames de holocausto y muerte. Con sus murallas y bombardeos nos dicen cuanto despreciable y sin ética es un gobierno que quisiera emular la sabiduría sagrada de Salomón y al valiente David, logrando con sus acciones y hechos sólo el desprecio de muchos. Una cosa es el gobierno sionista en Israel y otra es el sagrado pueblo judío de Moisés, linaje de Jesús. Respetamos profundamente al pueblo judío que ha luchado históricamente por tener un sitio de paz y concordia en esta humanidad convulsionada; no obstante percibimos los intereses más nefastos para que continúe la maquinaria de conflictos que representa el imperio norteamericano y británico con algunos lacayos de siempre. Tengan la certeza histórica que han salido derrotados por la mayoría de la humanidad que quiere paz y respeto entre los seres humanos. Estas naciones imperiales se creen los dueños del mundo y quisieran tener entre sus garras y dominación a todos los pueblos humildes y dignos de la tierra. No se puede negar que tienen poderosos ejércitos letales, con arsenales atómicos y de todo tipo. Lamentablemente representan en este siglo XXI, la peor desdicha del mensaje telúrico y sagrado del Cristo Redentor y liberador de los pueblos. La humanidad lo que quiere es respeto, dignidad y paz para construir una civilización centrada en el amor. Ante ello no callaremos nunca. Viviremos y Venceremos.

 

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