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10.Dic.2012 / 03:03 am / Haga un comentario

Hay quienes se internan en la floresta y en algún lugar se tropiezan con un inmenso árbol en todo su esplendor y magnificencia; allí se instalan en momento para no avanzar, inclusive no necesitan adentrarse en los senderos de la espesura olvidándose observar a todo el bosque en su completa amplitud, verdor y grandeza. Varios han reprochado que tengamos cuidado en detenernos premiosamente frente a un árbol y que no podamos avanzar, que en esa actitud nos limitemos en la observancia de todo el contorno y nos quedemos en ese lugar pasmados esperando a la Providencia. El pueblo en su sabiduría infinita tiene fe y conciencia que un solo palo no hace montaña y que a Dios rogando y con el mazo dando; que todo es uno y que es posible intuir la presencia de lo trascendente más allá de lo visualmente perceptible. Que somos más que uno. Durante estos últimos veinte años el pueblo patriota ha tenido suficiente dignidad, constancia y paciencia para construir juntos su destino en paz y justicia social. Desde la irrupción del huracán bolivariano aquel 4 de febrero hasta este pasado 7 de octubre, son innegable hechos que así lo confirman, más allá de lo paradójico y anecdótico. El heroico y sencillo pueblo venezolano ha tenido el desafío de sortear realidades extrema de rebeliones, golpes y sabotajes imponiendo ante sus ojos la soberanía de su poder como elemento sustantivo del cambio, simultáneamente con el reconocimiento del líder autentico, el bosque y los arboles; sin confundir la unidad de la multiplicidad, ni la grandeza de lo cotidiano, de la majestad y el entorno, de su conciencia de poder popular y la amada virtud de hermanarse con su paladín. Chávez manda el pueblo y allí esta su esencia. El destino de la patria está anudado con la alforja y la suerte del Comandante, con su moral, ética, actitud, entrega sueños y añoranzas. Somos un pueblo como lo dijo el poeta: hacemos caminos al andar. Quien dude de esto no lo intente, porque nuestro pueblo militante y combatiente de mil batallas le saldrá al paso. El pueblo se hizo Chávez, muchos Chávez, miles de Chávez y esta centinela de cualquier trastada. Chávez no reemplazó a Bolívar; El Comandante es un discípulo egregio del Padre Libertador en estos tiempos heroicos y lo escribo además sin ningún complejo: es un profeta revolucionario de estos tiempos del ahora. Son testimonios que se hacen leyendas urbanas y de pueblos, que se cuentan en los caminos, senderos y cañadas. Se habla en las esquinas y en los botiquines, en el mercado, bodegas y las rancherías. Comandante usted se hizo pueblo y ya nadie le quita lo bailado. Es cierto que la vida se llena de recuerdos, también de responsabilidades y especialmente de mucho amor habitual, fe y esperanza; por eso rogamos al Cristo redentor y liberador de los pueblos para que le aliente y pronto lo tengamos en esta tierra de gracia. Viviremos y venceremos.

 

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