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Barack Obama: La paz, perseguidla que va camino de Damasco.
La historia es un continuum de hechos, relatos y tradiciones que vemos en el presente con la certeza que las nuevas generaciones lo vivirán en el futuro; en otras circunstancias, quizá en los mismos lugares y nuevos personajes. Saulo de Tarso salió potente desde Jerusalén con la autoridad de su época, a perseguir a los cristianos. Hoy un hijo de esclavos gobernante imperial, decidió la guerra contra el pueblo digno de Siria protegido impunemente por su maquinaria militar, las monarquías del golfo, junto al lobby sionista en Israel y Europa. Le ha importado muy poco el derecho internacional, que voces sensatas del mundo incluyendo al legado de Cristo en el Vaticano, clamen con humildad la necesidad de la paz en el Medio Oriente. El ímpetus belicista de Obama no se detendrá, está unido al descabellado afán de solventar la crisis capitalista y energética de sus naciones. ¿Cuántas vidas inocentes cuesta la decisión perversa del ataque sanguinario? Sabemos que está calculada y tasada, como los millones de barriles que trasladaran desde el norte de Irak y los cuantiosos ingresos a las alcas de la industria de la guerra estadounidense. Es una historia real y cínica del siglo XXI. Todas las guerras son inmorales y ésta contra el pueblo sirio, es sumamente desvergonzada. Saulo se topó con el perseguido en el camino de Damasco; sólo él lo vio y escuchó desde el suelo, ante su enigmática y amorosa interrogante como Príncipe de Paz. En este momento, el imperio norteamericano y sus secuaces tiranizan y humillan en pleno a toda la humanidad que no quiere la guerra. Para quienes creemos en Jesús de Nazaret y la conversión de Pablo, no es una historia efímera, es sagrada y eterna. Ahora el camino milenario y libertario de Damasco está visualizado en el GPS de los misiles mortales lanzados a 3500 Km/h. El ataque asesino a Siria ya esta engordando las fortunas del Wall Street y sus matemáticas financieras. El Papa Francisco está consciente de ello, no ha dudado en interpretar los sentimientos de los pueblos dignos del mundo. Barack Obama, Dios te libre de toparte con el perseguido de todos los tiempos en el camino de Damasco; de nada te valdrán todos tus tanques, armamentos, aviones y sanguinarias ideas, cuando te pregunte: ¿Saulo, Saulo, por qué me persigues? Venceremos.
