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La conducción de la guerra económica 2013 que afronta la sociedad venezolana es un asunto de importancia vital para el Estado Bolivariano y su gobierno revolucionario; en virtud que sus acciones impactan de manera significativa en la convivencia y paz de nuestro pueblo. Es una guerra ciudadana trascendente por el aseguramiento del desarrollo humano integral con una existencia digna y provechosa para la colectividad nacional. Es un asunto de vida o muerte de la patria bolivariana. Ante estas inexorables circunstancias, es imperativo estudiarla profundamente. Contamos para ello, con las sabias recomendaciones de los antiguos clásicos del arte de la guerra. Por supuesto que sus conceptos y apreciaciones añejas se referían a la guerra de sus tiempos y realidades; no obstante manteniendo las analogías de rigor, se valora las comparaciones actuales para identificar los factores de la política y la guerra, los bandos antagonistas, el clima, terreno, las doctrinas, el Comandante y por supuesto el resultado de la contienda. En estos momentos existen suficientes elementos que fortalecen la conciencia y moral de nuestro pueblo ante el descaro corrupto de los capitalistas parasitarios, de la usura y acaparamiento. Ahora ninguna guerra así sea económica es sencilla; mas allá de las grandes batallas y victorias existen realidades convexas que inciden en el cumplimiento de la misión. La guerra económica no es lineal; son caminos arduos, con obstáculos y dificultades de distintas intensidades. Se requiere razonamientos y acciones permanentes para afrontar los inconvenientes e incertidumbres de las luchas cotidianas, en los pequeños combates; desde las bodegas, mercados, centros comerciales hasta las transnacionales y gobiernos enemigos. De allí lo importante sobre la actitud despierta y victoriosa ante los que tendremos que vencer. Debemos ser expertos en manejo de conflictos. Igualmente para conseguir los objetivos que nos propongamos no se puede parar; solo se hace camino al andar. La guerra económica no tiene porque convertirse en un infierno; es absolutamente pertinente a la par de la confrontación, que los estrategas hagan todo el esfuerzo como desestreñarla cuanto antes; para evitar los mínimos destrozos y desgastes inminentes en nuestro bastión. EL gran sabio Sun Tzu cuando se refería a estas situaciones de guerra convencional, abogaba que lo ideal era que no existiera ninguno, y si no se podía, entonces hacer estrictamente lo necesario para evitarlo. Eso requiere de un Estado Mayor capaz de actualizar la información pertinente de las acciones presentes, pasadas y las por emprender; en secuencias que vayan más allá de la lógica y las certidumbres. En definitiva vivimos una guerra de IV Generación. Tenemos un timonel y al pueblo patriota dispuesto a dar la batalla; con el favor del Dios de los Ejércitos lograremos una gran victoria digna para el heroico y sagrado pueblo de Bolívar y Chávez. Venceremos.