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Las manifestaciones de violencia política evidenciada por pequeños sectores del oposicionismo venezolano tienen una deliberada intención de propagar el odio y la intolerancia en nuestra sociedad. Se ha podido observar que estos grupos fanáticos y fascistas están deliberadamente organizados malévolamente para operar en determinados lugares, ciudades y regiones con el fin de aterrorizar a la población. Es inaceptable proferir insultos a una delegación internacional de beisbol esgrimiendo su nacionalidad.La carga emocional de un insulto de esta naturaleza es tan impactante como una bomba molotov, objetos contundentes u andanas de piedras. De por sí cuando se realizan eventos internacionales deportivos, se procura concentrar a los atletas evitando el mínimo contacto público para mantener los niveles de concentración óptimos para el encuentro con los demás equipos. Irrespetar a un atleta y de alguna manera intentar atemorizarlo antes de iniciar sus compromisos deportivos es un acto canalla, desubicado y de auténtica cobardía. Este tipo de actitudes aborrecibles e insultos a la nacionalidad, cualquier visado, de hecho son considerados por la comunidad internacional como actos terroristas; mucho más cuando la visita extranjera es con fines de fraternidad deportiva. La intimidación provocada por agentes entrenados, premeditada y con motivos políticos que altera la paz pública, se considera actos delictivos y criminales tipificados por la justicia venezolana. Cuando la violencia política comete estragos de incendios, trancan vías, generan lesiones y muertes, destruyen instalaciones privadas y oficiales, se contienden con las autoridades, especialmente en zonas urbanas y pobladas son actividades netamente terroristas. El terrorismo en cualquiera de sus formas es por esencia contraria a la paz y a la defensa de los derechos humanos. Es muy antigua la conseja política de utilizar el terror para alcanzar el poder gubernamental. La utilización de grupos políticos para fines terroristas son acciones de violencia criminal, tan igual como las proferidas por los más astutos hampones que cometen distintos delitos y violaciones.El esfuerzo del Estado Venezolano por la pacificación del país también es una cruzada con viso internacional, en virtud que estos grupos violentos y terroristas están financiados desde el exterior. La violencia política de estos grupúsculos busca en definitiva desestabilizar la nación, infundir miedo en los ciudadanos y con la deliberada intención de derrocar los poderes de la república. Lamentablemente, es indudable la presencia de actores políticos que le hacen el perverso juego a estas acciones criminales que atentan contra la paz y sosiego del heroico pueblo venezolano; tenemos que luchar contra ellos con la fuerza inspiradora del Príncipe de la Paz y Dios de los Ejércitos. Venceremos.