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23.Oct.2014 / 06:37 pm / Haga un comentario

Convivir en armonía es el gran desafío de los grupos humanos. Cada alianza tiene sus particularidades. Es una autentica utopía civilizatoria. La misma naturaleza gregaria nos permite la cercanía y encuentro con nuestros pares. Por ejemplo, la parentela marital en la mayoría de las culturas, paso de la poligamia y la familia extendida hasta el matrimonio nuclear u otras formas de fusión familiar, tal como la conocemos hoy. Especialmente en occidente, la constitución de la pareja conyugal ha sido resultado de un proceso   de socialización profunda en los últimos siglos, que supera en la actualidad cualquier condición de género.  Esta cualidad social unitaria, además nos permite la empatía y pertenencia a distintos grupos, equipos y organizaciones, de acuerdo a nuestros gustos,  ideas, posibilidades y procederes. Nos identificamos con equipos deportivos, tendencias musicales, artes, religiones, profesiones y ocupaciones, etc. En el caso de la pertenencia a un partido político revolucionario, se asocia a intereses comunes para  construir proyectos societales y  axiológicos trascendentales que varían de acuerdo a la postura ideológica referente. Es perfectamente humana la contrariedad y la critica entre los socios de cualquiera organización partidista. Cada parecer puede ser nutritivo o perverso tal como se le plantee el tropiezo al otro. Si la crítica es permanentemente destructiva y avasalladora puede llevar a la ruptura y separación; por ello es tan importante saber conducir en forma y contenido, el equilibrio de la interrelación. El ataque negativo constante al parecer y proceder del otro, aun suponiendo «tener la razón», genera adversidad tan natural como la propia critica. La sabiduría popular lo expone facilito: “es bueno el cilantro pero no tanto”. Me refiero con esta aproximación al Portal Aporrea y al PSUV con algunos participantes del website favorito de muchos chavistas y camaleones. Desde su creación, Aporrea ha tenido un perfil de suficiente cercanía con quienes nos identificamos con las tropas revolucionarias, bolivarianas y socialistas.  Allí se reportan y escriben camaradas  afines relevantes y dignificantes. Ocultar los factores de poder que pululan en toda organización de carácter político  es tan insensato como pretender que todo sea color de rosa y angelical.  En el mismo cielo hubo rebeliones perversas y hasta el  Cristo Redentor de los pueblos, fue traicionado por uno que comía y bebía junto a Él.  El enemigo de la causa revolucionaria será siempre hostil a cualquiera de nosotros porque los modelos son irreconciliables. La naturaleza perversa del imperialismo y sus secuaces, lacayos e infiltrados no dudara en destruirnos, asesinarnos y exécranos. Hay caballos de Troya escribiendo y opinando sobre las debilidades del PSUV en Aporrea con fines perversos. Así como el PSUV no es una mata de perfección, tampoco ningún Caballo de Troya es manso. Tal como lo decía Maquiavelo: en la política no hay cabos sueltos y si los hubiese tienen una finalidad prevista. Creer que todos aquellos, que se han acercado a Aporrea son genuinos y fervientes socialistas chavistas, es ser inocente. El profeta Ali de Paraguana cantaba: «La inocencia no mata al pueblo, pero tampoco lo salva;  lo salvara su conciencia y a ello le apuesto el alma”. Más allá del criterio espléndido y cándidamente generoso de Aporrea, al abrir como Troya la puerta a toda opinión, no olvidemos que existen los laboratorios previsto para dividir a los revolucionarios y ganar en rio revuelto. El enemigo planifica y prevarica, tiene tiempo, dinero y ganas de jodernos, y lo peor gente dispuesta a venderse. Los judas no son de afuera, están lamentablemente adentro y simulan convivir entre nosotros. No tenemos un baremos para saber quién es o no revolucionario, por eso hay que estar mosca permanentemente (no estamos jugando carritos); que guerra avisada no mata soldados y si los mata es porque los mentores son demasiados pendejos. Los jóvenes venezolanos dicen ahora «bájale dos» para mencionar a la necesidad de disminuir la confrontación o violencia. Mi generación aprendió de los viejos » no me jorobes tanto»; y en Cumaná decíamos con afecto a los panas cuando se pasaban de la raya:     «deja la vaina vale». Esta etapa de la revolución bolivariana nos necesita juntos, valientes y apoyao para combatir   las andanzas de esta «Contra» fascista, asesina y paramilitar. Tampoco esto es para acallar la crítica oportuna y franca de los camaradas, que siempre será sana y propositiva cuando se hace con afecto y sin ánimo de separarnos o dividirnos. No podemos optar entre vencer o morir, necesario es vencer y vencer hermanados. Somos como una suerte  de matrimonio. Cada quien con su propio perfume o desodorante, y aunque estemos con alguna rabia o molestia, tenemos que dormir juntos, por el bienestar y liberación de heroico pueblo venezolano, que somos todos. Es una supra responsabilidad histórica. Es herencia inexpugnable, fraterna y amorosa del líder que nos adhiere ante cualquier natural diferencia y circunstancia, Hugo Chávez: Unidad, lucha, batalla y victoria. Venceremos.

Diputado William Fariñas.

Presidente de La Comisión Permanente de Defensa y Seguridad.

Asamblea Nacional.

 

 

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